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Mostrando entradas de 2014

Problema 1: El Tiempo en San Agustín.

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Antes que afrontar cualquier problema relacionado con la “nueva novela histórica”, considero fundamental acercarnos a los conceptos que se tienen de tiempo, pues es allí donde encontramos la esencia que permite el engranaje entre en la historia y el texto narrado. Para ello he escogido cuatro conceptos que se han convertido en hitos fundamentales del pensamiento filosófico: la idea que tiene de tiempo San Agustín, Emanuel Kant, Martin Heidegger y finalmente Paul Ricoeur. Cuatro conceptos que permiten apreciar un desarrollo histórico sobre la noción de tiempo y que nos facilita entender el porqué de ese juego tan ilógico de la historia que practican hoy en día las novelas posmodernas, y en especial la “nueva novela histórica”. Las Confesiones de San Agustín. “Libro undécimo” (12-28). Empiezo por hablar de la magnífica aporía del tiempo planteada por uno de los padres de la iglesia católica, San Agustín, quien en su texto Confesiones (Agustín, 1998), manifiesta de manera fascinan

Los Amorosos, de Jaime Sabines (L.C. 5)

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“¿Quiénes son los amorosos? Los amorosos somos nosotros encerrados en la crueldad de la vida diaria. Una mirada, un lugar, un roce, los trastorna todo, lo convierte en fantasía e irrealidad. Vamos, olvidamos y buscamos, más nunca sabremos que somos. Todo es irreal a nuestra vista”. Esto lo escribí en mi época existencialista. No debí hacerlo si iba hablar sobre algo tan importante para mí como la poesía de Jaime Sabines. Conocí sus poemas cuando estudiaba en la universidad, curiosamente en una clase que poco me interesaba. Hacían un análisis métrico que desbarataba la belleza del poema y concluía la faena con una interpretación semiótica digna de cualquier teórico-crítico de la literatura. Sin embargo era imposible evadir aquella belleza sonora que tanto caracterizó a este poeta mexicano. Le conté a mi amigo Pablo sobre el poema y afirmó conocerlo. Descubrí dos cosas: primero, que habíamos tenido el mismo profesor de literatura en la Universidad Nacional, Jairo Mercado, con una dife

El Péndulo De Foucault, de Umberto Eco (L.C. 4)

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La novela total. A los ojos de un precario lector como yo, es lo que se percibe, trata de ahogarnos a toda costa pero la tarea consiste en no dejarnos. Sobre esta novela tenía mucha expectativa, pues cuando llegué a la universidad el escritor de moda era Umberto Eco, y con su Nombre de la Rosa había producido infinidad de comentarios, pero lo que más preponderaba era su devoción por la semiótica, algo que para él, al parecer, ya había superado, pero que servía de inspiración para los genios que habían creado la carrera. Por supuesto, cuando salió la segunda novela de Eco todo el mundo hablaba de ella en los corredores, aunque muy pocos la habían leído. Los semióticos organizaron un curso para analizar página por página la novela y ¡claro! Era una empresa titánica digna de admirar, pero hasta qué punto valía la pena estar allí, se necesitaba haber leído por lo menos la mitad de los estudios semióticos de Umberto Eco, y considerarse un verdadero postmoderno. Yo me encontraba en una e

Almas Muertas, de Nicolás Gogol (L.C. 3)

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Pavel Ivanovitch Tchitchikof no es un héroe napoleónico como los de Stendhal; tampoco es un personaje tolstoiniano, esplendoroso y noble, que quiere cambiar el mundo; mucho menos se identifica con la tragedia ética de Raskólnikov. No es más que un hombre simple que trata de sobrevivir en un mundo que se resquebraja, donde la corrupción y el robo es un buen método para progresar de una manera rápida y efectiva en la Madre Rusia, aunque algunas veces se falla, como en el caso de Tchitchikof. Su porte es excesivo, pesado y para nada agradable, no le gusta ser sincero porque la vida le ha enseñado a desconfiar de su alrededor, sueña con ser mejor, llegar a tener unas buenas tierras y trabajar en el campo noblemente, pero su ambición lo obliga a engañar y aprovecharse de los demás, aunque él siempre justifica sus acciones como honestas pues no roba a nadie en particular sino al Estado. Toma algo que está ahí y no ha sido aprovechado por nadie, si él no lo hace, o